domingo, 21 de enero de 2007

Wenas!En fin,aquí me tienes fiel a mi cita de cada noche.Mi día,pues sin novedades la verdad.Esta mañana me levanté no muy temprano y limpié un poco el cuarto,que la verdad es que las pelusas empezaban ya a acorralarme.Además estaba todo desordenado y así no hay quién se concentre para estudiar. Desayuné mientras se secaba el cuarto y ya pues me puse a estudiar.Me he acabado otro tema de foto,aunque no me he terminado de enterar porque no he sido capaz de hacer los problemas...Me he ido a correr,fiel a mi cita con el deporte cada día.Cada vez me voy encontrando mejor.Corro más rápido y eso y me voy notando que el cuerpo está mejor.A ver si las lesiones me respetan y puedo seguir entrenando al menos hasta el cto de España.Después he estado comiendo por ahí con unas colegas en un barecillo que me gusta a mi mucho pero que casi nunca pillo abierto.Con un par de raciones y con las tapas que te ponen con cada bebida pos ya hemos comido las seis.Después nos hemos tomado un heladito mientras nos dábamos una vueltecita por el parque.Y luego cada una a su casa pa seguir estudiando...Que en mi caso ha sido para dormir la siesta...aunque apenas he dormido.Cuando me he despertao he intentado hacer una práctica de la que tengo el martes un examen,pero no tengo los apuntes que me hacen falta,así que no he podido hacerla.Y ya se me han trastocao los planes y he perdido toa la tarde na más que pensando en qué hacer.Me he tirao un rato hablando con mi prima por teléfono y eso,y al menos me he entretenido un poco. Y bueno,pues seguiré mirándome algunas cosillas a ver si saco algo de provecho.
Para hoy te tengo una canción de Ismael Serrano que se llama "la huída" y que a mí me parece una bonita historia.Espero que te guste:
Ella tiene quince primaveras, pocas mentiras que contar,
dos pendientes de primero y aún no ha visto el mar.
Mientras lo espera sobre la acera, se derrumba el mundo.
Él tiene dieciseis agostos y una nube que robó,
y versos de Extremoduro volando en la habitación.
Mientras la sueña copia un poema que luego hará suyo.
Y como cada tarde, la ciudad se detiene en el instante
en el que él la pasa a recoger.
"¿Qué tal en clase?".
"Llegaste tarde".
"No me riñas, ven".
Y ella aprieta contra el pecho la carpeta,
y en el cielo anémonas de humo, antenas de coral.
"Si quieres, mi vida, te rapto yo un día y te llevo a ver el mar".
Una tarde como otra cualquiera él la pasará a buscar
con el alma en un pañuelo, con el coche de papá.
"Sube al barco, niña. Ésta es la huida que te prometí".
Ojalá que tengan suerte, tal y como lo soñamos,
y al paraíso les lleva a la Nacional 4.
"Amor, ¿por qué lloras? ¿Qué es lo que te pasa?"
"Será que soy feliz".
Y nada más pasar Despeñaperros
se les echa encima el sueño y las ganas de compartir sudores.
"Paro y nos dormimos".
Fuera queda el frio con la oscura noche.
Al rato, el coche queda lleno de vahos y de vuelos,
en playas infinitas, carretera sin fin.
Arenas desiertas, mil atardeceres que acaban en ti.
No será la luz del alba lo que los despertará,
ni una gran ola rugiendo, no será el olor a sal:
una pareja de picoletos pegándoles voces.
Como el cristal de los sueños, de camino al cuartelillo.
Se han quebrado un par de vidas entre broncas y gritos.
¿A quién se le ocurre? Se deshace una nube y una ola se rompe.
Y ya de vuelta a la ciudad, donde nunca sabe a sal,
la piel y la lluvia, que a veces te besa,
se van para casa, escuchan aullidos, golpes que no cesan.
Los viejos les prohibieron la salida,
el tiempo fue arando sus vidas, quemando poemas, carretera sin fin.
De vuelta hacia casa mil atardeceres que acaban sin ti.
La ciudad se siguió derrumbando,
en la acera mientras tanto anémonas de humo, antenas de coral.
Él se pierde en la bruma, ella sólo recuerda cuando mira el mar.
Le asalta la duda de estar viva
y recuerda alguna huida cuando aún no sabía mentir.
"Amor, ¿por qué lloras? ¿Qué es lo que te pasa?"
"Será que soy feliz".

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